Padre Juan Bernardo Sanchez Muñoz

Párroco y Fundador:

El Padre Sánchez movido por el celo pastoral y bajo la acción del Espíritu Santo, funda la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora de La Paz, el 21 de enero de 1952, para colaborar en las comunidades parroquiales, participando en los planes de pastoral, siendo promotoras de la vida de la Iglesia en la parroquia”. La realidad era preocupante: “El párroco no alcanzaba a atender las necesidades de los feligreses.

El clero diocesano era escaso; el reducido número de religiosas dedicado al trabajo en la zona, no permitía contar con ellas en el trabajo pastoral; queriendo responder desde el Evangelio a “la situación política, económica y social que afectaba profundamente al país y que hacía sentir el rigor de la pobreza, la violencia y la injusticia social” , define progresivamente el Carisma de la Comunidad Religiosa naciente: “Pensé en el nombre de Hermanas de Nuestra Señora de La Paz, porque la paz es el mejor regalo que Dios puede darle al hombre y de ella estaban muy necesitados todos los hombres” ; y “allí donde nació la Comunidad estaban los pobres, los necesitados de paz, de la verdadera paz, que proviene de Jesús, que crea condiciones para vivirla como obra de justicia y fruto del amor… Por esto la Comunidad debía ser constructora de paz, haciendo de esta vivencia su tarea primordial” .

Siendo Capellán en el Instituto Femenino de Orientación Social (luego Liceo Femenino de Cundinamarca) y gracias a su condición de educador, orientador y guía, a la que se suma su visión profética de la misión de la mujer en la acción evangelizadora de la Iglesia, invita a las primeras jóvenes a iniciar la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora de La Paz.

 

En búsqueda de respuesta: pastoral de conjunto:

La espiral de violencia que vive el país crece con más fuerza a partir del 9 de abril de 1948 y sus efectos son el aumento de la emigración en masa de campesinos a los centros urbanos, siendo Bogotá una de las ciudades más afectadas por el recrudecimiento de este hecho político-social, y el Sur de la ciudad el lugar donde se ubican la mayoría de las familias emigrantes. Esta realidad genera el movimiento de un grupo de jóvenes sacerdotes del Sur de la ciudad que, con el Padre Bernardo Sánchez a la cabeza, da origen a la Unión Parroquial del Sur, entidad cuya finalidad es unificar criterios para una Pastoral de Conjunto en esta zona marginada de la ciudad.

Con ocasión de sus Bodas de Plata Sacerdotales, en 1962 recibe de Su Santidad Juan XXIII el título de Prelado de Honor de Su Santidad, acontecimiento que es celebrado con alegría y afecto por su comunidad parroquial. Después de veinte años de incansable servicio pastoral en la Parroquia de Nuestra Señora de La Paz, habiendo dejado dos obras educativas donde miles de jóvenes han recibido una formación integral que les permite desempeñarse eficientemente en diferentes campos de la vida social, especialmente como educadores, con profundo sentido de responsabilidad y de compromiso cristiano con los pobres y los marginados, las Escuelas Normales Masculina y Femenina con el nombre de Nuestra Señora de la Paz; es llamado por el Señor Arzobispo, Monseñor Aníbal Muñoz Duque, para desempeñar el cargo de Secretario Ejecutivo del Congreso Eucarístico Internacional, que se celebraría en Bogotá en 1968..

Finalizado el Congreso Eucarístico, es nombrado Párroco de la comunidad de San Diego, ubicada en el centro de la ciudad y constituida por grupos sociales diferentes: gentes económicamente muy solventes, socialmente prestantes y, una comunidad pobre y marginada. Este hecho permite descubrir en el Padre Sánchez al pastor que sabe llegar a todos con amor y sencillez, sin distingos de clases, constituyéndose en el vínculo de comunión en la formación de la comunidad cristiana.

En 1972 cristaliza la fundación de una obra educativa en el Barrio “Juan Rey”, ubicado en el Sur-Oriente de la ciudad, habitado por gentes muy pobres, comunidad que desde hacía algunos años venía atendiendo pastoralmente aunque en forma muy limitada. Se inicia el proyecto, con la ubicación de la casa del Noviciado de la Comunidad en el sector y en 1973 se funda el Colegio que en la actualidad funciona con el Bachillerato completo para jóvenes de ambos sexos; el Padre Bernardo Sánchez guardó siempre especial predilección por esta obra, que en la actualidad lleva su nombre. En 1977, le encomienda el Señor Cardenal, la orientación de la Vicaría de La Inmaculada Concepción con sede en la Parroquia de San Diego, trabajo que desempeñó con dedicación, dinamismo, generosidad y con especial afecto por los sacerdotes. A ellos dedicaba gran parte de su tiempo, para animarlos, estimularlos y comunicarles la alegría y entusiasmo con los que siempre vivió su sacerdocio.

El Padre Juan Bernardo Sánchez Muñoz muere en Bogotá el 28 de Agosto de 1980, dejando en la Iglesia la riqueza de un Carisma de servicio y entrega a los más pobres; en una búsqueda de soluciones evangélicas de promoción humana y de condiciones que permitieran la formación de comunidades de fe, en torno a la Parroquia, alimentadas y fortalecidas por la Eucaristía, en actitudes de fraternidad, solidaridad y amor, que condujeran a la vivencia de la justicia y la paz. Este Carisma se prolonga en la Iglesia en la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora de la Paz.

Desde el inicio de la fundación de la Comunidad y especialmente durante el ejercicio de su misión sacerdotal, el Padre Bernardo Sánchez se preocupa por transmitir a la comunidad religiosa su intuición evangélica fundamentada en Cristo encarnado, presente en todos, pero de manera especial en los pobres y sencillos, “vayan a contarle a Juan lo que han visto…”(Mt. 5,20; 43-48).

Prontitud a los llamados del Evangelio en el servicio a la Iglesia, en actitud de sencillez, alegría y creatividad en la misión; sencillez de vida, comunicadores y constructores de Paz; mujeres de oración, contemplativas en la acción de Dios en el mundo y de la presencia de la Santísima Virgen María, como la primera portadora de la única Paz, Jesús. “Estaba solo y me sentía incapaz, pensé buscar la colaboración de religiosas… “lo fundamental era atender el llamado que hacia la situación de aquellos a quienes quería dedicar su vida, siguiendo a Cristo, en la misión de instaurar el Reino de Dios entre los hombres”. .

Luego de confrontar la realidad a la luz del Evangelio, analizar, y discernir, encontró un estilo de Vida Consagrada respondía a sus profundas inquietudes…“Pensé que no había otro remedio que fundar una Comunidad Religiosa que respondiera a las necesidades del momento”, “quería que fuera algo sencillo, sin complicaciones: sencillez en el vestir, en la forma de vida, en el comer, que no hubiera nada misterioso; lo importante sería un convencimiento de que todos formamos parte de la Iglesia y que por lo mismo era indispensable trabajar por evangelizar a todos. La clave de todo tenía que ser la caridad para amar a Dios como El nos ha amado y caridad para amarnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes” (cfr:).